El hombre de la bolsa

 Siempre he sabido que no tiene apego, mientras que yo soy una persona con hiperapego a todo lo que vive, respira (me conoce o no). También, me cuesta aceptar muchas cosas, como que desde que tengo memorias se me dió mejor vivir en vidas que no eran mías: pensemos en esos extraños pasajeros cuya conversación menciona sobre una vida que tiene algo (lo que sea) que llame mi atención. Fui una follower, stalker de vidas agenas incluso antes de que existiese ese concepto. Me declaro culpable.

La verdad ya no recuerdo cuanto tiempo en mi vida he pasado de ser espectador a personje, las menos, eso es seguro. Puedo contar mi vida desde muy pequeña llorando en los rincones durante la noche intentando no hacer ruido para no ser descubiera diambulante y despierta en un mundo donde todo debía ser silencio. Diría que no recuerdo un pensamiento distinto a ¿Es esta mi realidad? ¿Acaso hay un mundo diferente a estas lágrimas difusas?, pero tengo un vago (no tan vago) pensamiento, de una -yo- pequeña de 8 años recordándome y pensando y sobrepensando No debo olvidar que a los 8 años fui feliz (incluso si ahora me pregunto porque una Daniela de 8 años debía recordarse a si misma que a los 8 años era feliz), pero lo hacía, tanto que ahora lo siento grabado en piedra. No puedo recordar un momento feliz específico, pero recuerdo que cuando tenía esa edad quería convencerme y no olvidar de que era feliz, lo grabé en canciones y letras, lo plasmé en contraseñas y prosas, jugaba partidas de carta blanca y cualquier cosa, siempre fue el 8; incluso ahora sigue ahí.

Fun facts de una "yo" de 8 años

Fue cuando empecé a tener amigos (o así lo vi), los sábados se volvieron días de agua con ellos; pista en mis tenis, sin aire por pasión (qué palabra tan dificil de pronunciar ahora); tardes de bocadillos tomados de supermercados, clima con camas frente a un televisor comiendo el platillo de quien nos cuidaba aun no siendo nuestra verdadera madre, canciones de 11 y 10, juegos de mesa y risas estúpidas. Quizá a los 8 fue cuando por primera vez sentí lo que era un hogar y dejé de pensar que lo único que había en mi interior era estar sola. 

Tenía mundos diferentes. Me gustaba encerrarme en las criptas con ella, siempre me obligó a soñar y era algo que pensaba carente en mi; palpábamos los escritos de las paredes, repetíamos epitafios y pensábamos en las vidas ausentes que yacían torno a nosotros en esa oscuridad. Otras veces solo abríamos cerrojos y espiábamos a los padres regar el bello jardín privado, siempre nos ocultábamos aunque sabían que estabamos ahí; siempre nos gustaron los cerrojos. A ella le gustaba que cerráramos los ojos mientras nos recostábamos en el suelo de ese salón con doble techo, siempre narraba mundos ficticios, y yo por un momento era capaz de entrar ahí.

Recuerdo mi casa con "deber". 6:30 de intentar ver lo que se qué está ahi pero no soy capaz, siempre sentí incomodidad de tener que mencionar a cualquier persona por qué estaba ocupada de 6:30 a 7:30, como si tuviese que ser solo un secreto de hogar, prefería poner cualquier excusa, supongo que desde chica se me dió como reflejo mentir sobre lo que no quería hablar. 

"Debo", caminar bien, respirar bien, sentarme bien, leer bien, pensar bien, masticar bien, bien, siempre, deber. Los pasos en la arena tienen que ser paralelos, barbilla alta, espalda recta, pies tocando algo plano, nunca bailarlos, nunca soñar. Mirada al centro y 180º, no morder las uñas, no ejercitar en peso, leer sin mencionar palabras en voz alta, no codos en la mesa, no raspar cubiertos. Estudiar más es no aprender a aprender. Parece una tontería, pero es la tontería que oí cada día sin descanso desde que tengo memoria. Estoy cansada

No necesito que me repitas lo que hago mal, lo que odias de mi, tengo voces de años repitiendo en mi cabeza lo inútil que soy, lo tuyo solo es una caricia a una montaña de desprecios, una caricia que razga como daga.

Quisiera decir que he sabido derribarlos uno a uno, pero supongo (soy mala no pensando asi), que solo me he encargado de rodearme y coleccionar más de ellos, como lo estúpida que puedo ser por resolver ecuaciones complejas pero no ser capaz de cambiar una llanta. Basta, cállate.

Y pienso, que quiero meter mi cabeza bajo el agua, encerrarla en oscuridad, tapar los oídos, pero el ruido está dentro, viene desde mi.

Ultimamente pienso mucho No puedo morir o quién cuidaría a mi gato, pero lo cierto es que mi gato sería cuidado, me olvidaría, tendría amor, viviría bien, solo es mi apego tonto, y la forma en que intento aferrarme a pensar que debo mantenerme con vida (al menos un rato más).

Si, estoy cansada

Si, me gusta la cercanía de las personas que quiero, porque solo así el ruido para

Si, les necesito, no figurativamente, les necesito. Porque no se callar las voces, ni los insultos, ni el dolor si no están. 

No, no sirve solo no estar sola, porque siempre me siento así, porque mi mundo es tan pequeño y diminiuto que cabe en una mano (mi mano salvadora). No, no puedo ser egoísta, cansada, pesada. La gente tiene una vida, deseos, anhelos y todo lo que yo no he sabido aprender a tener, no son culpables de mis faltas de mi (tan reales). No puedo esperar que la gente me haga compañía solo porque el boogeyman viene tras de mi tan pronto como todos se van.

Ojalá nunca se fueran

Estoy cansada, tan cansada

Odio estar cansada

Pero sobre todo, me odio a mi, es un odio real, palpable, asqueable. Porque soy la única persona débil, inepta e insoportablemente necesitada que no es capaz de solo seguir.


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