Luciérnaga

Me robé la cajetilla del altar, alguien la había dejado meses antes, los mismos 3 cigarrillos que habían visto nuestros rostros día tras día, abrí mi puerta y me senté en el balcón mirando aquellas luces azules como si la noche pudiese transformarlas en un faro verde del otro lado del lago, fumé uno, dos, tres, nunca antes lo había hecho así que lo intenté lo mejor que pude en silencio; de alguna manera solo intentaba desvanecerme entre el frío, el fuego y el tabaco.

No soy una persona sana, a veces quisiera sentarme aquí, tomar algo, fumar algo, recostarme mirando el cielo imaginando que entre el hielo puedo llegar a ver alguna estrella perdida; pero no hay hielo ni estrellas, tampoco viento que zumbe ni cables de luz, solo una noche helada y una persona sola sentada mirando un cielo y unas letras de luz frente al teléfono.

¿Cuando fue la última vez que despertaste con emoción sobre lo que pasaría ese día?

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