Atesorar


Por mucho tiempo perfeccioné mis métodos internos para no olvidar, no hay nostalgia peor que no ser capaz de mantener en la mano si quiera un poco de la arena real; el tiempo pasa y cada vez es menos certero ¿Cómo se sentía? ¿Que color tenía? ¿Era cálido? ¿La felicidad habrá sido dulce o amarga? El tiempo pasa y solo se conservan sombras cada vez más gastadas, nuestra memoria es la verdadera imagen de un teléfono descompuesto, al final el recuerdo termina siendo más lo que creímos de él que lo que fue. Por eso yo intenté por mucho encontrar la forma ideal para no olvidar, pero se suponía que eso no sería para siempre. 

De esa manera, desplegué mis propios recuerdos como horrocruxes, divididos en palabras, fraccionados en memorias más pequeñas que se guardaron bajo llave en mil historias más, mil sabores más, en cosas reales y falsas, en ideas completas o partidas; irónicamente creía que partiendo todo, mis sentimientos jamás se recortarían sin retorno, uno puede olvidar una cosa pero no puede olvidar todo.

Entonces todo se quebró, la única razón mental que mantenía, el poco empeño que tenía de mantener mi equilibrio, todo dejó de importar; y desde entonces parece que mi esfuerzo está centrado únicamente a no ser capaz de recordar, a no estar cerca de ningún posible re encuentro de mis partes, ni si quiera soy capaz de recordar un número, una fecha, un título de libro, a veces incluso si intento encontrarlo solo veo sombras de personas sin rostro que se mueven en la acera.

Así que busqué el nombre del libro y ahora solo se desvanece, intento leer las primeras letras y todo se pierde, como si un ruido sordo y molesto no parase hasta que me detuviese yo, si me detengo puedo volver a respirar.

Ella dice que los niños ven la misma historia una y otra vez hasta que encuentran la respuesta a aquello que no logran comprender, y pienso en mi, en las mismas historias a las que me aferré, los mismos libros, las mismas películas, la música, el mismo guión, el mismo retorno, el eterno repite repite repite repite repite en el que seguía buscando con desesperación la respuesta a aquello con lo que era incapaz de lidiar. Al menos antes me atrevía a permitirme ser en ello. 

Ahora solo busco ruido blanco, ahora solo busco el olvido y perderme más, un poco más, mantenerme quizá falsamente serena, ser capaz de respirar.


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