The one with: Nothing else matters

Ohana significa familia.

Es curioso que este año ha sido el año perdido para casi todo el mundo y yo siento que todo en mi vida ha girado y ha pasado de verde a gris, de rojo a violeta; aunque hubiese deseado más, mucho mas para mi.

Creo que todos anhelan "volver" y la "normalidad", mientras tanto yo sigo sintiendo que eso que llaman realidad me aleja en exceso de mi centro, estoy cansada, vivo cansada. Me aterra pensar volver a la rutina rodeada de personas que desconozco, volver a los viajes cada 15, a la desesperación de sentirme entre estaciones sin sueño, a la ropa formal y el cabello lacio eterno, los ojos falsos y los intentos de escapar. Me aterra que el mundo tome su curso de nuevo y yo deba tener que afrontar el salir de éste mi congelador de 4 paredes, de tener que verme y no verme en el espejo una vez más.

Supongo todo tiene su fin.

Hace una semana por fin pude probar las crepas de las que tanto me hablaba RR, siempre siento que las cosas son posibles después, me gusta pensar que las cosas son posibles, que no debo aferrarme al no tener más, también me anima el tratar con otros cuando no soy yo, siempre estoy animada y llena de energía cuando pretendo solo ser otro.

Y nada más.

Extraño muchas cosas, leer, escribir, creer en otros o al menos en alguien. Cuando empiezo a dudar, a pensar o temer, tomo una píldora tras otra como si fuese energía extra (aún si se que no es asi).

Pero aún hay más.

Debo despertar en una hora y media y me planteo si es mejor no cerrar los ojos o intentar tener una "siesta" que en mi caso nunca ha ayudado. Se abren las apuestas por qué decidiré al final.

Siempre me gustó diciembre, pero más que por otros siempre fue por mi, me gustaba ir a casa de vecinos que para mi siempre eran desconocidos y vagar en esas habitaciones vacías, me gustaba poder estar fuera de noche, memorizar las actuaciones y libretos de otros con sus entonaciones, la cera caliente de las velas cayendo en mis dedos, el frío y zumbar del cable de luz, los ensayos extremos de canciones navideñas, la noche llena de gente elegante y poder cantar más y más y más.

Supongo también era algo triste, ni si quiera recuerdo con cariño a esas personas, para mi solo eran un contexto en el que yo podía existir y con el cual yo era partícipe de una soledad que me agradaba.

Y la "familia" ¿nunca se abandona?

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