Pour mon ombre, de quelqu'un que j'étais.

Vivir los deseos, agotarlos en la vida, es el destino de toda existencia
-Henry Miller

   Hoy navego en sensaciones de ti, de mi, de ambos, de todos, navego sin un rumbo claro, tratando de recuperarte y doy vueltas girando sobre mis recuerdos y por eso voy al primero, al que creo el primero pero no lo sé de cierto, podría haber otro primero, otro principio, puede ser, pero hoy creo que ese fue el primero, porque el primero y el último se tocan y allí estás siempre. Hoy quiero que el primero sea tu sonrisa, pero al desear hoy que sea el primero, al desear que la sonrisa sea la piedra de toque de la reconstrucción de lo mejor de mi vida, determino con mi voluntad caprichosa algunos de los trazos de esta historia... ¿acaso es una historia? O quizá todo fue una alucinación, un espejismo, una fantasía. Tampoco lo sé, pero los recuerdos ya forman parte de mi entraña y ellos son mi historia, me emociono y me entristezco con ellos.

   Tu historia es mi historia y la llevo dentro y deberás llevar la mía contigo, dentro en ti, eso creo ahora. Pero ¿seré acaso una historia en ti? No lo se, lo dudo, ¿Y cual será el principio de mi historia en ti, cuál determinará tu voluntad que sea el primer capítulo que se toca con el último? No lo sé, y quizá nunca lo sabré. 

   Por eso quiero que la sonrisa sea el primer capítulo, la puerta de entrada, el puente que nos unió, pero al recordarla selecciono, escojo, dejo tus ojos para después, dejo tus manos a la espera, las prefiero para otro momento porque hoy quiero tu sonrisa. Todo fue entre sonrisas*.



   Siempre consumo el mismo tipo de ideas ajenas, siempre es igual, me gusta la vida entre desapariciones y silencios, la vida como escombros y cenizas; y cuándo preguntan "¿por qué?" no lo sé, nunca quiero saberlo.

   Un día de pronto me supe mayor, y me di cuenta que la realidad es este mundo, un gran baile de máscaras, donde creemos saber quién está pero nunca sabremos lo que hay realmente debajo. Y ahora me gusta abrir los ojos cuando la gente parpadea, pienso que la máscara se desvanece por un instante cuando creen que nadie los está mirando. La intimidad de solo ser.

   Y quisiera mirarte para siempre, pero aún no estoy despierta.

   Es probable que lo mejor sea siempre irse, y saber irse por completo, sin dejar migajas, sin un adiós o un para siempre.

   Pero hay demasiado capricho en mis ojos como para mirar a otra parte.

   Solo divago, de nuevo; es mejor eso a guardar silencio. La lluvia está por llegar.






*Sensé, Federico Reyes

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