Furuba, mi canasta de frutas

   Había una vez una persona que vivía sola desde hace mucho tiempo. Esta persona sabia que bajando la montaña había mucha gente pero quería seguir viviendo sola. Esta persona sabía que era diferente a los humanos, porque tenia miles de poderes, miles de vidas y hasta miles de memorias. Esta persona le tenia miedo a la gente, tenia miedo a lastimarse; aunque tenia varios poderes le daba miedo que era diferente a los demás. 

Pero un día un gato llego de visita, esta persona estaba perturbada por la visita imprevista. El gato inclino la cabeza y dijo "Anteriormente yo ya le había observado, es una persona amistosa y me atrae. Yo soy solo un gato callejero pero  por favor déjeme estar junto a usted" 

Y desde entonces el gato se quedó junto a esa persona, nunca se separó de esa persona. 

Y esa persona se puso muy feliz, y se le ocurrió una idea "Ya sé, si no son humanos, a lo mejor voy a hacer buenas amistades si son seres que piensan lo mismo que yo, quizá podré hacer una fiesta divertida". Y escribió muchas invitaciones, envió muchas invitaciones. 

Entonces llegaron 12 animales frente a esa persona.

Y así cada vez que brillaba la luna, esa persona y los animales hacían una fiesta, y se reían juntos, cantaban, bailaban; esa persona también sonreía. Y la luna observaba tranquilamente la fiesta que no era de humanos.

Pero un día el gato se desmayó. Era incurable ya que estaba llegando la hora de su muerte; todos lloraron, pero todos ya sabían que algún día todos vamos a morir, y se acabará la fiesta, aunque haya sido muy divertido, aunque haya sido muy importante, algún día se va a acabar.

Y esa persona pidió un deseo, y rodeo con el dedo la copa, para que el gato se tomara una gota, y luego les dijo a todos "Que nuestro vínculo se haga eterno, aunque nos muriéramos, sigamos unidos hasta la eternidad. Cuantas veces muramos, cuantas veces renazcamos, volvamos a hacer fiestas. Nosotros nunca cambiaremos" 

Todos asintieron con la cabeza, el ratón fue el primero en lamer la copita, después el buey, después el tigre, luego el conejo, y así compartieron la copa. Finalmente el jabalí lamió la copa y el gato con dificultad para respirar empezó a llorar "¿porque me dejó lamer la copa?. Yo no quiero la eternidad, no quiero el cambio "  

Esas palabras eran inesperadas para esa persona y para los otros animales, eran palabras de rechazo. Todos se pusieron tristes y empezaron a reprocharle al gato, pero el gato siguió diciendo "Aunque usted tenga miedo hay que aceptar que va a llegar el fin. Aunque sea triste para usted, hay que aceptar la muerte. Yo estuve muy feliz por estar junto a usted, si algún día nos morimos y revivimos y podemos volver a vernos, me gustaría verle debajo de la luz del sol sonriendo, la siguiente vez quiero verle en un círculo con los humanos". Y así el gato dejó las palabras a esa persona, levanto una vez la cola y se murió.

Ahora nadie le hizo caso al gato, todos sintieron que habían sido traicionados por él, y en poco tiempo los animales se murieron uno por uno. Finalmente se murió el dragón y otra vez esa persona quedó sola. Finalmente también le llegó el día de la muerte, pero ya no tenia miedo de morir, porque tenia como apoyo la promesa que hicieron los animales "Hagamos la fiesta cuantas veces sea sin cambiarnos. Aunque ahora estoy solo, mas allá de la promesa me están esperando" 

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Esta fue la primera promesa, la primera memoria que todos estaban olvidando. 

Es una historia de hace muchos años. 

¿Desde cuando la promesa se convirtió en hechizo?
¿Desde cuando se convirtió en carga?

Los días felices, los momentos se hacían difíciles para despedirse. Se supone que ahí existía el amor pero pasó el tiempo, las personas cambiaron y solo se hacían daño. 

Perdón, perdónenme. 

Pero todos tenían las promesas (aunque fueran promesas antiguas). Y lo que mas les quiero decir son las palabras de agradecimiento, gracias.

Era una historia de hace mucho tiempo. La memoria que todos habían olvidado. Es una historia que después de mucho tiempo se cumplió el deseo del gato.




-Natsuki Takaya, Fruits Basket, Tomo 22, Cap 131

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