Quité las fotos de mi pared (las arranqué todas), ahora ninguna memoria me ve ni yo veo a nadie ni a mi misma (salvo en los espejos, pero ya no soy yo); hoy tropecé en las escaleras de casa (ya no recuerdo el por qué), ahora tengo unas manos con dedos sin piel cubiertas de cintas color crema.

   Hay cosas que duelen mucho y estoy yo haciendo también mucho daño, en medio de un sitio de seres y pseudo oscuridad, yo intento integrarme pero unas palabras bastan, "regresa ahora y tal vez", un "deja todo y demuestra". Las palabra sacrificio como símbolo de redención, no quiero crecer y hacer este daño a nadie, no quiero continuar y seguir siendo el daño que soy. Miro mis palmas, cobran vida, y la vida de mi sonrisa (si es que había) se resta. Odio la palabra culpable y sin embargo siempre he creído que "culpa" y "merecido" son aceptables para mi misma siempre que no salgan de la boca de otro hacia mi.

   Una memoria vino ayer a mi, en una habitación oscura y cuando la palabra "hogar" aun resonaba en mi ser cálida, me incliné ante su rostro en la penumbra y llevé una de sus manos a mis ojos llenos de lágrimas. Nunca le gustó que fuese débil sin saber explicar nada.

   Hoy quisiera sólo tirarme y llorar y vaciarme, pero todo continúa y el mundo gira, uno debe tomarse del cuello y arrastrarse al día siguiente de un modo o de otro, pedir ayuda no sirve, intentar hablar no sirve, hoy en día nada de eso sirve, la gente es cruel y crítica, el mundo no es para los débiles y si uno no se sale del mundo no tiene otra opción más que irse arrastrando de un punto a otro, ensayando sonrisas, intentando, ahorrando para nada, gastando para nada, siguiendo y siguiendo.

   Lo peor que se puede hacer es detenerse o el dolor te atrapa.

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