Estoy feliz de que este año haya pasado, a pesar de todo. Es cierto que cuando uno intenta salir de su zona todo se sacude y aun quizá, esto sigue siendo un terremoto, todo lleno de arenas movedizas. Pero estoy feliz por las cosas que pasaron.

A veces uno pasa media vida esperando que ciertas cosas sucedan y se deja de creer que pueden llegar; pero entonces el mundo conspira y las cosas se alinean para que pasen, o no, las cosas se consiguen con esfuerzo previo, esfuerzo nuevo, altas y bajas. Lo que quiero decir es que no todo ha sido bueno ni fácil, que la vida sigue siendo un estado equivalente y entre mas hermoso es algo más horrible es la caída, y sobre todo que para llegar a cualquier sitio siempre hay que dar algo a cambio, como la pérdida total de mi estabilidad mental/emocional/etc. Pese a todo fui capaz de cosas que creí nunca me pasarían.  Me quedo en el corazón con un sin fin de cosas bonitas, sonrisas que no creí volver a dar, sitios bellos y personas igual de brillantes que fugaces.

Julio fue mi mes de sueño, volando en los cielos, mi ombligo del año. Todo ese mes fue como aquella frase dice "una ironía en forma de capicúa" donde todo lo que inicia retorna al origen. Viajando completamente sola, durmiendo en aeropuertos internacionales, debo recalcar que esta última es una experiencia muy interesante de la cual podría escribir algo muy muy largo tipo "Cómo sobrevivir sólo en un aeropuerto por 24 horas (o mas)" y si, volví a ver la película de la terminal después, me he reído mucho, es una experiencia que hasta cierto punto resulta muy entretenido si se sabe aprovechar.

Prefiero enfocarme en hablar sobre cosas que puedo hablar sin tocar fibras sensibles como aeropuertos. Pero diré, nunca en mi vida había llorado una despedida y aunque lo creía imposible fue así mientras mi vuelo despegaba de B y veía a mis no-padres-de-un mes despedirme en lágrimas a través de mi ventanilla.

Y muchas cosas malas, sin fin. Y otras tantas buenas dentro y fuera de mi mes-sueño. Llegué a sentir tanta desesperación, tanto odio, tanto miedo, que creí era el fondo, rogaba por el, y de forma inversa tuve sentimientos tan hermosos que creí que nada importaba salvo ello. Agradezco ambas cosas, a este punto de mi vida digo y vuelvo a afirmar la idea que voy a decir, ciertamente he hecho y vivido todo lo que alguna vez desee en mi vida (salvo Niue, claro esta), sigo pensando que puedo morir ya y no me iría faltando nada. Sigo deseando que eso pase porque es mejor ahora antes de que me vea obligada a hacer más cosas que no deseo en mi vida. Y entonces pienso ¿se puede desear como propósito morir?.

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