Antífona

Me soltaba esas dos palabras y creaba un abismo, marcaba una línea que gritaba en fluorescente: recuerda quien eres, recuerda quien soy, recuerda que no somos.

Pero eso hace mucho que dejó de importar, hacían falta mas caídas unilaterales y mas chirridos de un tenedor, hacía falta una escusa para dejar a parte un pasado que por si solo ya se había ido; hacía falta separarse de la idea, vomitar los nombres y la identidad.

Hay demasiado orgullo y realidad. Poco tiempo, mucho tiempo, se incineran, cerrar y no abrir los ojos, gritarle a una idea que deje de susurrar en silencio, amenazar los estallidos, volver al punto sin retorno, sangrado de alma, vértebra de sin sabor; cada una se vuelve nada distinto a puñalada, todo es mentira, todo siempre fue mentira. Incluso cuando dije que era mentira era verdad. Ese es el grito que claman las voces para no convertirse en un aullido agudo.

Muérete en el silencio, parece decirme, muérete en el silencio de mis ideas y así lograrás salvarte.

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