No siento nada, de nuevo; y se que quería esto, porque mi cuerpo es solo un cascarón que cubre del exterior como aquella caja de cartón de 1mX1mX1m o el espacio entre la cama y el suelo y los rincones oscuros. No hay más historias ni voces ni empatía, no me duele más mirarla cada día. Hay desazón, sigo queriendo irme, irme de la gente, sigo queriendo morir, y las imagenes de autodaño siguen bombardeandome, y lloro como un reflejo de algo que alguna vez existió,  como un sentimiento en mi pero que ahora en mi anestesia de vida simplemente no encuentro. Supongo que eso es felicidad, supongo que eso es tristeza, afecto, amor, duelo, desgaste, miedo, pero todo sólo existe en un espacio lejano.  Es cierto, se supone que sienta, recuerdo qué debería sentir para cada cosa pero no lo hago, simplemente no siento nada. Soy una crisálida vacía.

" Yo soy
  yo soy el día,
  soy
  la luz.
  Por eso
  tengo
  deberes de mañana,
  trabajos de mediodía.
  Debo
  andar
  con el viento y el agua,
  abrir ventanas,
  echar abajo puertas,
  romper muros,
  iluminar rincones.

  No puedo
  quedarme sentado.
  Hasta luego.
  Mañana
  nos veremos.
  Hoy tengo muchas
  batallas que vencer.
  Hoy tengo muchas sombras
  que herir y terminar.
  Hoy no puedo
  estar contigo, debo
  cumplir mi obligación
  de luz:
  ir y venir por las calles,
  las casas y los hombres
  destruyendo
  la oscuridad. Yo debo
  repartirme
  hasta que todo sea día,
  hasta que todo sea claridad
  y alegría en la tierra. "

Si no siento nada al menos se puede ser quien se quiere que sea para aquellos que si lo hacen.

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