Segundo asalto

Llamémosle tortura, al collage de imágenes en mi pared, o intentos falsos de inmunidad hacia el daño que causan los recuerdos felices; 285 repeticiones visuales y ni una sola verdad mas en mi.

¿Cual de todos los pensamientos nace en mi centro? ¿Siento algo?, recuerdo aquella charla de regreso como memorias borrosas. ¿Cómo se puede guardar silencio aún diciendo tantas cosas? Se habla mucho y se dice poco.

Pienso en las cosas pequeñas que formaban el universo. Partes de mi que por mas que busque no encontraré debajo de la cama.

Y esas canciones que hablaban de mi o alguien más, repetidas como mensaje críptico desgarrador.

¿Para que la gente trata de ser mejor? ¿Qué significa aspirar a algo? Podría vivir todos mis días igual a este o al anterior, llenarlos de silencio y auscencia de todo lo demás.  Podría vivir así y seguir estando tan muerta como he estado siempre sólo que sin capacidad de sentir nada, ni dolor ni miedo al dolor,ni felicidad ni anhelo a la felicidad.  Miro al rededor y todas las cosas que solía disfrutar o ser, resulta que no eran mías o en su caso es imposible que eso vuelva a ser yo.

Solo soy un espejo. Un espejo opaco cansado de mirar.

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