Y perdona nuestros pecados.


   Pasé todo el día en el crematorio, día perdido. Olvidé cuántas veces rezaron el rosario, parecieron eternas, múltiples, inconexas. Así como olvidé cuántas piezas de pan dulce y tazas de café tomé. Todo estaba listo, mas que listo, los papeles en orden, la sala de velación 24 horas, panes, galletas, café y te incluidos, ataúd, cremación, nicho también. Personas entraron y salieron, mas y mas rezos. No creo que rezar sirva de algo ya dado que solo es un cadáver que realmente lucía como uno, eso es importante decirlo, me armé de valor y me acerqué a mirar, estaba tres mil veces mas delgada que la ultima vez, cabello ralo, manos esqueléticas, cuerpo esquelético, durante las primeras horas esa imagen no se iba de mi cabeza, "mírala" me dije "mírala y esta vez no lo olvides"; alguien se acercó, deseaba verla sola pero ella se puso junto a mi y puso su mano en mi hombro, mi cuerpo reaccionó y se detuvo como siempre, un "suéltame" saltaba en mi cabeza "ya no se parece a ella", me dijo, no dije nada y volví a sentarme.


La sala era grande, tenía un baño y muchos sillones, falsas lamparas de falso fuego alumbraban los cuatro puntos del ataúd. Gente entraba y salía, gente rezaba y rezaba; me sorprendí de no haber olvidado ninguna oración, de saber responder cosas que creí no conocer. No creo que sirva de algo rezar, al menos no para su cadáver o su alma pero creo que las calmaba a ellas, rezar ayuda a los vivos, y si ellas querían rezar ¿quién les quitaría ese derecho?, para ellas rezar era como mis grititos engullidos o mis golpes repetidos contra la pared: una forma de desahogo.



El no rezó, ninguno de los él. Cuando llegué fue a ellos a quienes vi primero, no supe que hacer mientras caminaba, "hola dani" dijo el con mas dulzura de la que merecía, para mi era como un "hola después de dos años" "hola niñita a la que vi crecer" "hola viva imagen de mi esposa en juventud y vida", y volvieron a decirlo mas veces de las que deseaba oírlo "Daniela siempre se ha parecido mas a ella que a su madre" incluso el me señalaba ante viejas amistades "mírala", decía "es igual que mi esposa cuando era joven". Pero lo vi al llegar y dije solo un tenue "hola" y así de tenue le di un abrazo, el siguió sentado afuera en la calle con el otro él, también lo saludé a él y no parecía tener rencor, no contra mi, sin embargo él iba y venia porque sé que creía que muchos no debían estar ahí, cuando miré me di cuenta que a pesar de todo yo embonaba mas ahí que mucha de esa gente ¿ellos qué sabían de ella?.



Gente entraba y salía, la segunda ella no paraba de hablar por el teléfono "si, murió", "si, hoy". Si hubiesen sido otros tiempos nosotros también hubiésemos estado ahí en el momento de su muerte pero ya no son viejos tiempos.



Vagué entre los nichos viendo nombres, fechas, fotos, citas.



Empecé a hacer tarea en un sillón del crematorio cerca de cinco horas después, ocho de la noche y no paré hasta la una o dos; excepto para rezar y cenar más pan, galletas, café. Gente iba y venía. Menos de la que alguien normal y muchos, demasiados para alguien que decidió que no quería que el mundo la viera en ese estado desde que se enteró que cada vez sería peor, es decir hace años, es decir mi estancia en esta ciudad.



Busqué un rincón de un sillón donde dormir cerca de las 2 am, me estaba congelando con todo y suéter, pocos dormimos ahí, los justos, los que teníamos que estar ahí, "familia", él, el otro él, las dos ellas, mas "familia", "los justos para dormir en los sillones"; las muchachas de limpieza entraban casi tantas veces como rezaron el rosario, veces eternas. Tenía frío y no podía respirar y mi garganta me mataba, alguien me puso una playera encima para taparme, "como en los viejos tiempos cuando dormíamos en aquella casa" pensaba mientras trataba de respirar y dormir. Desperté porque empecé a distinguir un rezo y noté que era la voz de la tercera ella hasta que no pude ignorarlo, eran las  las 3 am, alguien me puso una chaqueta que olía a uno de los él, dejé de temblar y cuando desperté de nuevo eran las 5 am; la siguiente vez mi padre me estaba moviendo, abrí los ojos y la sala estaba llena de mas de esa "gente", de nuevo estaban rezando.



Se la llevaron para incinerarla. No desee volver a mirar, tenía un dije en su cuello de esos que había miles en esa casa.



Subimos al comedor al lado de la cascada artificial, al parecer el paquete del muerto incluía desayuno para aquellos que habían dormido (o algo así), mas café mas té, fruta, granola, yogurt, tostadas con mantequilla; en cierta forma aquel desayuno me recordó a los viajes y al desayuno en los hoteles, solo faltó el jugo de naranja natural.



Entonces volví a este lugar. Supe que los él buscarán un lugar nuevo donde vivir con la hermana de uno de los él; fue cuando caí en la cuenta que quizá no volvería a verlo o verlos. Él seguía igual que la última vez. Ahora es cuando la serpiente decide empezar a engullirse. El fin y el inicio.



¿Podré purificar mi alma de la culpa?, pero ellos me perdonaron. No es la muerte si no el fallo en vida. Y por ello no luché contra quedarme toda una noche, y por ello dejé por primera vez en su vida solo tanto tiempo al pequeño no-monstruo brinquitos que vive debajo de mi cama.



Y lo que no saben es que cada vez que ellos dicen que yo soy la viva imagen de ella yo solo me cuestiono qué hubiese hecho yo de estar en su lugar ¿qué haría si acabase igual que ella?. Quizá también después de diecisiete años decidiría un día dejarme ir.


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