Canción de navidad a segunda voz

Hoy quemé tu carta. La única carta que me escribiste.Y yo te he estado escribiendo (sin que tú lo sepas) día tras día. A veces con amor, a veces con desolación, a veces con rencor. Tu carta la conozco de memoria: catorce líneas, ochenta y ocho palabras, diecinueve comas, once puntos seguidos, diecisiete puntos ortográficos y ni una sola verdad.

Podría haberte seguido buscando y haber encontrado en ti todos esos 'Te amo' provisionales, pero por mas que yo busqué no resignarme nunca pude dejar de ser infantilmente egoísta, no se que deseaba de ti pero no me bastaba con la naturaleza fugaz de episodios de palabras. Yo nunca quise resignarme porque hacia ti no había nada falso de mi ¿puede haber un sentimiento mas bestial que aquel que existe en uno sin nuestro consentimiento?, pensar que mi alma era una fuente en desborde de sentir, solo sentir, algo que solo vino y se asentó hasta volverse parte de mi.

Pensar que todo lo que iba de mi hacia ti no podía ser algo distinto a un 'si' inarticulado, por eso 'si' acepto todo, por eso 'si' sigo a pesar de mi y a pesar de mi pasado que aun radica en ti sin forma sin centro y sin punto de cambio.

Comprendo que cada vez iré sintiendo menos y pensando mas, lamento si eso llega a herir tu idea de mi o si te hiere a ti debajo de tu máscara de 'no sence', lamento si alguna vez miras atrás y deseas volver a esos días en que yo era inevitablemente ese 'si' sin titubeos.

Entiendo que nunca quisiste irrumpir en mi, que poseer no está en tu vocabulario  junto a mis mil nombres, que pedirme es forzar, que me sabes libre y te basta saber cada tanto que algo de mi sigue viva en ti, que yo sigo viva aun, eso siempre me gustó, no, eso siempre me ha fascinado, la vehemente forma en que recuerdas tus sentimientos y olvidas todo lo demás.

Etendí que esa es la razón: siempre fuiste mi tregua, una tregua de mi, de mis demonios, del mundo. Incluso en el peor momento tu fuiste mi tregua y me ofreciste todo lo simple que siempre quise que alguien me ofreciera; y fuiste tan gentil en todo ello que casi podría llorar.

Siempre te agradeceré muchas cosas, que hayas creado todo eso para mi y me hayas salvado, que me hayas dejado sentirte, conocerte un poco, que hayas tocado mi alma, por ayudarme a entender el significado de lo inevitable, el límite de mis capacidades, de mis espectativas y deseos.
Aveces me pregunto ¿quién eres tu?, y otras me cuestiono ¿por qué tu en mi?.

Comentarios

  1. Desde la primera vez que leí esta entrada, la que publicaste anteriormente, esa pregunta "¿por qué tu en mi?" siempre me ronda en la cabeza.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Si escribes yo puedo escucharte.